Dónde invertir en 2025: un año para apostar por la renta variable

Las opciones para el ahorro en 2025 han cambiado considerablemente respecto a 2024. Desde mediados de 2023 hasta fechas muy recientes, la renta fija ha vivido una época dorada con beneficios extraordinariamente elevados que han hecho que muchos usuarios hayan apostado por esta opción dados sus elevados intereses del momento y la gran seguridad que siempre ofrecen. Esas altas remuneraciones vinieron provocadas, fundamentalmente, por los altos tipos de interés que impuso el Banco Central Europeo (BCE) durante ese periodo debido a la mala situación económica que atravesó la Unión Europea tras la pandemia de coronavirus y el estallido de la guerra de Ucrania.

Sin embargo, esa situación económica ha experimentado una notable mejoría en los últimos meses de 2024, lo que ha llevado al BCE a bajar en varias ocasiones sus tipos de interés y a que, en consecuencia, la inmensa mayoría de los productos de renta fija hayan recortado su rentabilidad. Una reducción que no hará sino caer aún más a lo largo de 2025, puesto que se esperan hasta cinco bajadas más durante el citado año.

Por lo tanto, la renta fija perderá buena parte de su atractivo a lo largo de 2025, a pesar de que en los primeros meses aún se puedan aprovechar los coletazos de su etapa más dorada de la última década. A esto hay que sumarle que varios productos de renta variable, en especial las criptomonedas, han disparado sus precios y cada vez están mejor consideradas por los inversores, lo que ha hecho que muchos analistas consideren que 2025 va a ser un buen año para activos como el bitcoin, ETF de algunos sectores clave y acciones de empresas estratégicas.

Por lo tanto, el giro de timón es claro: tras un 2024 en las apacibles aguas de la renta fija, los que quieran seguir pescando una buena rentabilidad tendrán que adentrarse en los mares embravecidos de la renta variable, en los que el riesgo de tener pérdidas es mucho más elevado, pero también son más altos los posibles beneficios. Además, en función del producto elegido, los vientos serán más o menos peligrosos, pues no es lo mismo invertir en criptomonedas que en ETF.

A continuación te explicamos cuáles son los mejores productos en que invertir en 2025, sus ventajas y sus riesgos, las posibilidades que sigue ofreciendo la renta fija este año y qué instrumento es el más indicado para cada usuario según sus conocimientos, experiencia, posibilidades económicas o nivel de tolerancia al riesgo, entre otros.

Dónde invertir en 2025: la mejor apuesta es la renta variable

Como hemos visto un poco más arriba, la mejora de la situación económica en Europa va a ir restando atractivo a la renta fija a lo largo de 2025, algo que por sí sólo se lo añadiría automáticamente a la renta variable, que sólo ha perdido cierto fuelle durante 2024 porque muchos inversores han preferido la seguridad de instrumentos como los depósitos a plazo fijo o los bonos del Estado.

Pero es que a esa pérdida de los beneficios de la renta fija hay que sumarle el extraordinario crecimiento de varios productos de renta variable, en especial las criptomonedas como bitcoin, ethereum o solana, entre otras, con perspectivas de crecimiento para 2025 que en algunos casos triplican el precio de los últimos meses de 2024, según los analistas.

La renta variable, por lo tanto, va a ser la mejor opción para conseguir beneficios por los ahorros propios durante 2025. Sin embargo, quienes estén interesados en estos productos deben tener en cuenta que su riesgo es elevado y en la mayoría de los casos su funcionamiento es complejo, por lo que no son recomendables para personas sin conocimientos financieros.

Invertir en criptomonedas

El 2025 va a ser el año de las criptomonedas, y no sólo porque los pronósticos sobre la evolución de su precio sean extraordinarios, sino, sobre todo, porque los criptoactivos se van a consolidar como una opción muy seria para las carteras más conservadoras gracias a la entrada en vigor de leyes que regulan su uso y la apuesta de grandes inversores institucionales por este mercado.

En España, por ejemplo, en 2025 comienza a funcionar el Reglamento europeo sobre Mercados de Criptoactivos (MiCA, por sus siglas en inglés), una norma que va a regular la emisión y prestación de servicios relacionados con los criptoactivos, lo que dotará de muchas más garantías a un mercado que hasta hace muy poco se ha caracterizado por la inestabilidad y ha sido visto por los inversores más conservadores como inseguro.

El Reglamento MiCA permitirá no sólo invertir en criptomonedas con mayor seguridad, sino también que grandes instituciones financieras entren en este mercado y empiecen a ofrecer monedas digitales a sus clientes. En España, por ejemplo, BBVA, Caixabank y el Banco Santander comenzarán a comercializar estos activos durante 2025 junto a otros que ofrecen tradicionalmente, como acciones o fondos.

A este respaldo de instituciones privadas se une el apoyo público que Donald Trump prometió darle a las criptomonedas, con especial énfasis en el bitcoin, durante la campaña electoral que, finalmente, le ha llevado de nuevo a la Casa Blanca. Trump ha prometido leyes más favorables o crear una reserva federal de criptoactivos, lo que ha desatado la euforia en el mercado cripto, con subidas de valor desde las elecciones de Estados Unidos que en algunos casos han superado el 100% en pocas semanas. Y, más allá de esa euforia inicial, los analistas esperan que las monedas digitales sigan creciendo durante el mandato del republicano, especialmente en su primer año al frente de la nación: 2025.

Estos son los principales motivos, aunque no los únicos, por los que los analistas pronostican un año extraordinario para las criptomonedas. Y, en especial, consideran que invertir en bitcoin será un gran negocio en 2025, con algunos pronósticos que vaticinan subidas de casi el 200% respecto a su valor a principios de noviembre de 2024, antes de las elecciones de Estados Unidos.

No obstante, a pesar de todos estos aspectos positivos, es importante tener en cuenta que las criptomonedas seguirán siendo activos muy volátiles, con cambios de precio abruptos y un mercado muy complejo, factores que contribuyen a que sea muy arriesgado invertir en ellas y que las posibilidades de perder dinero sean elevadas. Por ello, las autoridades financieras recomiendan que sólo operen con criptoactivos personas con experiencia y conocimientos avanzados sobre ellos que entiendan perfectamente el peligro al que están exponiendo su dinero.

Invertir en acciones

La popularidad de las acciones nunca pierde vigor, pero durante 2025 van a ser especialmente atractivas por la pérdida de beneficios de la renta fija y el crecimiento económico generalizado que se espera en los países desarrollados, en especial en la Unión Europea y Estados Unidos. Eso sí, hay que tener en cuenta que el mercado bursátil es amplísimo, por lo que no todos los títulos de empresas ofrecen las mismas perspectivas de crecimiento y es muy recomendable que el usuario investigue bien cuáles son aquellos donde invertir en 2025 será un buen negocio.

Por ejemplo, invertir en acciones de empresas relacionadas con material de defensa, construcción o infraestructuras parece que será buena idea, de acuerdo con los informes de muchos analistas. Esto se debe a que la escalada de la tensión internacional hará que durante 2025 muchos países aumenten su gasto armamentístico y en instalaciones clave para proteger sus fronteras. Otro sector que seguirá al alza, de acuerdo con la opinión de los expertos, es el tecnológico, en especial el relacionado con la inteligencia artificial, en extraordinario auge.

Invertir en acciones, además, permite a los usuarios obtener ingresos por diferentes vías. La más habitual es la especulación: comprar barato para vender caro y conseguir rentabilidad con la diferencia. Pero también se puede optar por adquirir títulos que repartan dividendos altos entre sus propietarios, una fórmula alternativa a la renta fija de conseguir ingresos recurrentes cada pocos meses.

En lo que se refiere al riesgo, las acciones son menos peligrosas que las criptomonedas porque son más estables, por lo que sus precios no fluctúan de forma tan abrupta y pueden ser una buena opción para quienes estén buscando productos en que invertir en 2025 con buenas perspectivas de beneficios. Sin embargo, aunque menos que los croptoactivos, siguen siendo bastante arriesgadas, y con ellas las posibilidades de perder dinero son elevadas, por lo que es muy importante entender muy bien el funcionamiento del mercado bursátil antes de operar con ellas.

Invertir en ETF

Otra opción interesante de renta variable son los ETF, siglas de exchange-traded funds que en español traducimos como fondos de inversión cotizados. Estos productos son unos fondos de inversión cuyas participaciones cotizan en bolsa y, por lo tanto, pueden ser compradas y vendidas en cualquier momento de la sesión bursátil, como ocurre con las acciones, por lo que son mucho más flexibles que los fondos tradicionales.

Esa es una diferencia importante, pero, por lo demás, los ETF funcionan como cualquier fondo de inversión: están compuestos por multitud de activos y administrados por sociedades gestoras cuyos profesionales se encargan de investigar el mercado, comprar y vender con el objetivo de conseguir la mayor rentabilidad posible. De esta forma, con ellos se obtiene una gran diversificación sin grandes esfuerzo ni mucho capital, y el usuario no tiene que estar tan atento porque son los expertos que los administran los que hacen buena parte del trabajo. Todo esto contribuye a que sean menos arriesgados que las criptomonedas y las acciones, aunque siguen siendo activos financieros, por lo que es posible perder dinero con ellos.

Dada esa mayor sencillez y menor riesgo, los ETF son instrumentos muy interesantes para usuarios con poca experiencia en los mercados de valores. Asimismo, son muy útiles para personas que no dispongan de muchos recursos económicos para invertir, pues con una sola participación en ellos acceden a multitud de instrumentos, todos los que componen el fondo, o para quienes no puedan dedicar mucho tiempo a sus inversiones, dado que buena parte del trabajo lo hacen los profesionales de la sociedad gestora.

Renta fija: cada vez menos atractiva con algunas excepciones

El declive de la renta fija va a hacer que pierda gran parte de su atractivo durante el año 2025. Los beneficios que ofrecen este tipo de productos dependen en buena medida de los tipos de interés del BCE, por lo que al bajar estos, la rentabilidad de instrumentos como las cuentas remuneradas, los depósitos a plazo fijo o los bonos del Estado también se va a reducir. Ese descenso ya comenzó en 2024 de forma leve, y va a continuar y acelerarse en 2025, aunque hay algunas excepciones que explicaremos un poco más adelante.

No obstante, hay que tener en cuenta que las reducciones de los tipos de interés del Banco Central Europeo se van a producir de forma paulatina a lo largo de 2025, por lo que en los primeros meses de este año aún será posible aprovechar rentabilidades altas. En especial con productos que mantienen sus beneficios estables durante toda la vida del instrumento, como los depósitos a plazo fijo o los bonos del Estado.

Depósitos a plazo fijo

En la actualidad los depósitos a plazo fijo que se comercializan en España ofrecen, de media, unos intereses de alrededor del 3% TAE en el momento de redactar estas líneas, una cifra de lo más relevante si se tiene en cuenta que se trata de productos sin apenas riesgos y en los que el usuario no tiene que hacer nada más que dejar su dinero a la entidad del instrumento para generar ganancias.

Además de eso, los depósitos a plazo fijo tienen una característica que los hace especialmente atractivos para un momento como el actual, en el que su rentabilidad sigue siendo alta pero está a punto de cambiar: los intereses con los que se contratan permanecen estables hasta la fecha de vencimiento. Esto quiere decir que quienes contraten ahora, por ejemplo, un depósito al 3% TAE a tres años cobrarán esa cifra durante esos tres años, a pesar de que estos productos bajen sus retribuciones en los próximos meses.

Eso sí, quienes estén pensando en contratar un depósito a plazo fijo deben tener en cuenta una de sus principales desventajas: no podrán disponer del capital que ingresen en ellos hasta la fecha de vencimiento, por lo que perderán liquidez. Algunos depósitos bancarios incluyen la posibilidad de cancelar de forma anticipada el instrumento para recuperar los fondos en caso de necesidad, pero en la mayoría de las ocasiones esta acción conlleva una penalización monetaria. Por lo tanto, se recomienda destinar a este producto únicamente capital que el usuario sepa con seguridad que no va a necesitar durante ese periodo.

Bonos del Estado y corporativos

Los bonos del Estado y corporativos son otros de los productos que mantienen su rentabilidad inicial hasta la fecha de vencimiento y sus beneficios también dependen en buena medida de los tipos de interés del BCE, por lo que son instrumentos que conviene adquirir antes de que su rentabilidad baje más.

Los bonos, del Estado y los corporativos, son títulos de deuda que emiten entidades públicas y privadas como fórmula de financiación alternativa a los préstamos bancarios. Se los considera créditos para esas instituciones y funcionan como éstos, sólo que en este caso los prestamistas son particulares. Esto refuerza su seguridad para el inversor, porque lo que se establece entre las partes es un contrato de obligado cumplimiento por el que el deudor tiene que devolver la cantidad prestada más los intereses en el tiempo y forma acordados.

Como ocurre con los depósitos bancarios, con ellos no es posible disponer del dinero que se les ha destinado hasta la fecha de vencimiento, aunque en este caso también existe una opción para recuperar ese capital antes de tiempo: venderlos en el mercado secundario. Sin embargo, al hacer esto los bonos pierden buena parte de la seguridad que les otorga ser un título de deuda, puesto que al negociar con ellos es posible que el precio de traspaso en ese momento sea inferior al de adquisición y, de ser así, el propietario tendrá pérdidas.

Los bonos corporativos, además, tienen otra característica interesante: dependen menos de los tipos de interés del BCE que los bonos del Estado, por lo que es posible conseguir una rentabilidad más alta con algunos de ellos en momentos de estabilidad económica.

Cuentas remuneradas

Las cuentas remuneradas son productos mucho más flexibles que los depósitos a plazo fijo y los bonos del Estado o corporativos, pues permiten a sus titulares retirar e ingresar dinero en ellas cuando les plazca sin la más mínima restricción. Sin embargo, son productos que no mantienen su rentabilidad porque la legislación permite a los bancos cambiarla cuando quieran, con la única restricción de que deben informar a los afectados con dos meses de antelación si la modificación les perjudica. Esto mismo ocurre con las cuentas de ahorro.

No obstante, el usuario puede aprovechar la flexibilidad de las cuentas remuneradas para contratarlas mientras sus intereses están altos y cuando cambien, retirar su capital para destinarlo a inversiones más lucrativas.

Cuentas de ahorro

La situación con las cuentas de ahorro es muy parecida a la de las cuentas remuneradas: los bancos que las comercializan pueden cambiar sus intereses cuando quieran, pero ofrecen total flexibilidad a  sus titulares para retirar el dinero cuando quieran.

Las diferencias entre las cuentas de ahorro y las cuentas remuneradas tienen que ver con su funcionamiento: las primeras están pensadas exclusivamente para atesorar fondos y no permiten ningún tipo de operativa bancaria, mientras que las segundas son una especie de híbrido entre las cuentas de ahorro y las cuentas corrientes, pues ofrecen beneficios al tiempo que servicios como transferencias nacionales e internacionales, domiciliación de nóminas y recibos, pagos con tarjeta o bizum, entre otros.

¿En qué invertir dinero en 2025?

Para determinar qué tipo de producto conviene más a cada usuario hay que tener en cuenta una serie de factores que tienen que ver tanto con la situación personal del inversor como la de los mercados en los que quiera operar. A continuación te detallamos los aspectos que, como mínimo, debes tener en cuenta a la hora de elegir:

• Tolerancia al riesgo: como hemos visto, los productos de renta fija como las cuentas remuneradas son bastante más seguros que los de renta variable como las criptomonedas, por lo que si el usuario tiene un perfil financiero conservador le convendrá elegir los primeros, en los que tanto el capital propio como la rentabilidad están asegurados. Sin embargo, es posible que estas personas estén dispuestas a arriesgar un poco dado que estos instrumentos cada vez van a dar menos beneficios. En ese caso pueden empezar por probar con los ETF, cuyo riesgo es menor que el de las criptodivisas o las acciones.
• Conocimientos y experiencia: para operar con productos de renta variable como las acciones o las criptomonedas con ciertas garantías es necesario tener conocimientos sólidos sobre finanzas y es recomendable disponer de cierta experiencia, pues se trata de activos y mercados complejos en los que influyen muchos factores que, de no conocerse, pueden ocasionar pérdidas aún más cuantiosas. Para la renta fija no es necesario tener tantos conocimientos porque son productos más sencillos, con la salvedad, quizás, de los bonos del Estado y los bonos corporativos.
•  Capital disponible: para obtener ganancias significativas con los productos de renta fija suele ser necesario disponer de capital abundante, dados sus modestos porcentajes de rentabilidad. Como mínimo, sería recomendable tener al menos 10.000 euros para empezar. Para la renta variable, en cambio, no hacen falta tantos fondos y, de hecho, algunos brókers permiten adquirir fracciones de acciones, ETF y criptomonedas desde tan solo un euro.
• Dedicación: si el usuario no dispone de tiempo para seguir sus inversiones, o no quiere dedicárselo, no es buena idea que opere con activos de renta variable, pues estos exigen cierto seguimiento e investigación constante del mercado. Con la renta fija, en cambio, la persona puede contratar el producto y desentenderse hasta la fecha de vencimiento o hasta que decida retirar los fondos.
• Plazo: el tiempo en el que el usuario quiera obtener rentabilidad también es importante a la hora de elegir, puesto que a corto plazo sólo pueden llegar a ofrecer beneficios interesantes los productos de renta variable. La renta fija es a medio y, sobre todo, a largo plazo.